"The women say, 'I understand', they take the condoms from their antenatal care appointment, but they never tell their partners for fear of how they will react. They prefer to be silent … and there is a risk that the pregnant women will be hit." (Health Provider, Zacapa, Guatemala)
“Dicen ‘Entiendo’, se lo llevan, pero nunca se los proponen por miedo a como va a reaccionar. Prefieren callar. El esposo ni siquiera se entera … y hay el riesgo que se golpeen las mujeres embarazadas.” (Proveedor de salud, Zacapa, Guatemala)
In many low and middle-income countries (LMICs), men are the primary providers and key decision-makers in the family, often determining women's access to economic resources and restricting women’s ability to make choices about their health and children’s health.1 Since many health systems require out-of-pocket payments, this practice can limit women's access to maternal health services and obstetric care, which are essential to Zika prevention and overall maternal, newborn, and child health (MNCH) (1).
En muchos países de ingresos bajos y medios, los hombres son los principales proveedores y los principales responsables de la toma de decisiones en la familia, determinando el acceso de las mujeres a los recursos económicos y restringiendo la capacidad de las mujeres de tomar decisiones sobre su salud y la salud de los niños (1) Muchos sistemas de salud requieren pagos de bolsillo, esta práctica puede limitar el acceso de las mujeres a los servicios de salud materna y obstétrica, que son esenciales para la prevención del Zika y la salud general de la madre, el recién nacido y el niño (1).